La invención de la soledad



He terminado hace poco ‘La invención de la soledad’. Un libro de no ficción en el que Auster habla de su padre e intenta re-construirlo a través de la memoria. De la suya y la de los otros. Un proceso doloroso en el que Auster se adentra para que su padre –un personaje que hizo lo posible para ser invisible- cobre visibilidad y siga vivo. Quizá sea éste uno de los libros más tristes de Auster, no deprimente, sino triste por los recuerdos que evoca y la sinceridad con la que está escrito. Es también, creo, uno de los mejores que he leído de este autor.

Tal vez me influya en mi caso lo mucho que me gustan las ficciones o no ficciones que tratan del tema de la memoria. Creo que por eso siento debilidad por determinadas películas (Memento, Carretera Perdida, Recuerda, Olvídate de mí) y libros y autores (Beloved, Expiación, Elisa Kiseljak, Nothomb, Vila-Matas...) que tratan este tema. La memoria y el recuerdo asumen un papel clave en muchas ficciones (pos)modernas como medio para entendernos y entender al otro y ayudar a crearnos una identidad. Ahondan así en la memoria como eje fundamental de quienes somos y cómo actuamos, y le dan la importancia que merece, al ser aquello que muchas veces nos hace avanzar o nos paraliza. La memoria es algo intangible, íntimo e intransferible, y como a Auster le sucede, cuesta expresarla en palabras. En muchos casos, es sólo una vaga sensación indefinida. Auster escribe al respecto: “Tan pronto como pienso en una cosa, ésta evoca otra y esta última a otra más, hasta alcanzar una acumulación tan grande de detalles que tengo la sensación de que me van a ahogar. En efecto, estos últimos días he comenzado a sentir que la historia que intento contar es de algún modo incompatible con el lenguaje, y que su resistencia a las palabras es proporcional al grado de aproximación a lo importante de modo que cuando llegue el momento de expresar lo fundamental (suponiendo que eso exista), no seré capaz de hacerlo. Nunca antes había sido tan consciente del abismo entre el pensamiento y la escritura”.

Pese a ello, Auster prosigue porque en el fondo sabe que entender a su padre es, en realidad, entenderse a sí mismo como hijo y como padre. ‘La invención de la soledad’ reflexiona sobre esto y muchas otras cosas. Os lo recomiendo.

Puntuación: 10

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
De paseo por la nada me he tropezado con tu blog. Celebro tu gusto por Auster y su Invención de la Soledad. Sin duda ha sido la que más me ha llegado de sus obras. El resto las encuentro excesivamente recurrentes al mismo tema: disfrazar la propia vida de otras posibilidades existenciales... no sé. Pero en el caso de La Invención de la Soledad lo encuentro muy cercano, muy íntimo. Tanto que en algunos fragmentos del libro tenía la sensación de no saber quién estaba leyendo a quién, si yo a él o Auster me había leído a mí. Me identifiqué mucho con algunas de sus confesiones. Lo tengo subrayado y regreso con cierta asiduidad a su páginas. Ciertamente es una obra altamente recomendable si se quiere reflexionar acerca de uno mismo, de las relaciones con el entorno paterno-filial y el propio conocimiento en ambos papeles, y de aquella amiga que siempre nos acompaña aunque sea en silencio y que es la soledad.
syl ha dicho que…
Muchas gracias dédalus por pasearte por aquí y tu comentario. Yo tb he tenido esa sensación de 'no saber quién estaba leyendo a quién'. Es uno de esos libros que al final están tan subrayados que casi vale la pena reelerlo de nuevo.
Una de las cosas que me ha sorprendido aparte de toda la historia tremenda de los abuelos es saber que Auster tiene una hermana esquizofrénica (se ve que ahonda en eso en La habitación cerrada, obra que tengo pendiente junto con a Salto de mata). A veces, como queda evidenciado aquí, la historia detrás de los escritores es casi más increíble que la que ellos mismos inventan...
Anónimo ha dicho que…
Agradezco tu respuesta y te invito a pasearte por los pasillos del Laberinto de Espejos.
Un saludo.
syl ha dicho que…
Gracias por el enlace (!). Me encanta visitar nuevos blogs...te leo luego. Chau.